domingo, 25 de septiembre de 2011

     Cuando ya no nos queden sueños, cuando no queden más momentos, cuando avanzar sea más doloroso que esperar, cuando lo único que nos quede para dar sea un suspiro en el silencio, cuando el amor solo sirva como verbo y no para describir sentimientos. Cuando falten las sonrisas y las palabras, tendremos que pararnos para hablar de corazón a corazón. Entonces nos daremos cuenta de que no somos más que piezas mal encajadas que se arreglan con cachitos de los demás, que en realidad no necesitamos más que un poco de compañia para darnos cuenta de que solos, jamás encontraremos el equilibrio.

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